¿Qué son?
Las grosellas rojas o zarzaparrillas (Ribes rubrum), son las bayas o frutos del grosellero, un arbusto caduco perteneciente a la familia Grossulariaceae, género ribes, que se cultiva y crece de forma silvestre.
Esta planta resistente al frío, puede alcanzar hasta metro y medio de altura, sus hojas tienen 5 lóbulos y están distribuidas en espiral. Las flores son de color entre verde y amarillo, organizadas en racimos y maduran produciendo unas bayas comestibles.
El fruto que se agrupa en pequeños racimos, es una baya redondeada como un globo, de entre 8 y 12 mm de diámetro, de color intenso y translúcido. Su piel es fina y tersa y el sabor con toques ácidos.
Otras variedades conocidas de grosella son:
Grosella negra (Ribes nigrum): De sabor amargo y muy ácido, no se suelen consumir crudas. Las variedades más famosas son las Laxton’s giant y la Baldwin. En Francia las mejores grosellas negras se usan para preparar el reconocido licor Creme casis.
Grosella blanca (Ribes rubrum, var. sativum): Esta variedad es poco cultivada, de color blanquecino o rosáceo, siendo las más importantes la Versailleise Blanche, la Blanche Juterborg y la Blanca de Holanda.
Grosella espinosa (Ribes uva-crispa): Posee espinas en el tallo, con inflorescencias rosadas y frutos verdosos y dulces.
Historia y origen
La grosella es originaria de parte de Europa Occidental (Francia, Bélgica, Países Bajos, Alemania, norte de Italia y norte de España).
Según ciertos autores fue uno de los alimentos recolectados por las sociedades cazadoras del paleolítico, debido a que se encontraba en zonas de monte, húmedas, frías, donde también se daban las condiciones idóneas para la caza.
Durante la Edad Media, las grosellas rojas fueron muy apreciadas por los médicos, pero no fue hasta el siglo XV cuando se inició su cultivo sistemático. Se utilizaban para aromatizar y dar color a los vinos suaves. Durante el siglo XVIII ya se consumía como fruta de postre.
Los principales productores son Polonia, Ucrania, Países Bajos y Francia.
Propiedades y beneficios
La grosella es una buena fuente de vitaminas C, A, E y B y minerales como el potasio, calcio, magnesio y hierro. Es una fruta de escaso aporte calórico, gran contenido de fibra y agua y gran poder antioxidante.
Su contenido en flavonoides y en vitamina B ayuda a fortalecer los capilares, protege los tejidos corporales y previene la arteriosclerosis, la apoplejía y la diabetes.
Las grosellas rojas son frutas diuréticas, principalmente recomendadas para la hipertensión. También previenen resfriados y enfermedades gastrointestinales.
En la Edad Media, las grosellas rojas fueron recomendadas por los médicos para tratar varias enfermedades de los órganos digestivos.
Las grosellas negras y rojas se recomiendan durante el embarazo y la lactancia; las grosellas participan en el desarrollo de los huesos del recién nacido.
Valores nutricionales x 100 g
- Energía 56 kcal
- Carbohidratos 13,8 g
- Azúcares 7,37 g
- Fibra dietética 4,3 g
- Grasas 0.2g
Usos en la cocina
Las grosellas se pueden consumir frescas, pero por su sabor agridulce son apropiadas para la elaboración de tartas, pasteles y otros postres, como sorbetes y pudines, o mermeladas y conservas.
Puedes usarlas frescas en ensaladas de frutas, o para adornar postres o combinar con yogures.
Prepara una salsa con grosellas para acompañar carnes de sabor fuerte como el cerdo, cordero, pato o venado.
En Escandinavia se suele emplear en la elaboración de sopas y postres de verano.
Las grosellas frescas las puedes conseguir en algunos supermercados y tiendas especializadas. Elige las de color rojo intenso, firmes y sin humedades. Las grosellas no maduran tras su cosecha, por lo que evita adquirir las que muestran verdor.
Como todas las bayas, las grosellas frescas tienen una vida útil relativamente corta. Es mejor almacenarlas envueltas sin apretar o cubiertas en el refrigerador. Enjuaga justo antes de usarlas y sécalas suavemente con una toalla limpia.
La grosella permite la congelación, sin alterar su sabor, fragancia o textura.
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