¿Qué es?
El rábano (Raphanus sativus, es una planta herbácea anual de la familia de las Brasicáceas, a la que también pertenecen otras hortalizas como el brócoli, los nabos, el repollo.
La parte del rábano que suele consumirse es la “raíz” carnosa, pero sus hojas, y flores también son comestibles.
Existen muchas variedades de rábano, las cuales se clasifican de acuerdo a la estación de cultivo: rábanos de primavera, de verano/otoño y de invierno. Para esta clasificación también se tienen en cuenta características, como el color, el tamaño y la forma de la raíz.
Dependiendo del tipo, esta raíz comestible puede tener forma esférica, ovalada, cilíndrica o cónica, y la tonalidad de la piel exterior puede ser blanca, amarilla, rosa, morada o negra, siendo la más común la roja. La carne interior suele ser blanca, a excepción de alguna variedad asiática que puede ser rosada.
La especie redondeada puede medir entre 3 y 5 cm de diámetro, mientras que las alargadas pueden llegar a medir hasta 15 cm de longitud y con relación al peso podemos encontrar desde los 50g hasta el kilo en algunos ejemplares espectaculares.
Las hojas de esta planta crecen entre 30 y 60 cm. son ásperas, pecioladas y con bordes dentados. A veces se utilizan como guarnición en ensaladas y sándwiches, pero también se pueden cocinar y comer en la misma forma que las hojas de mostaza o incluso las espinacas.
Las flores tienden a aparecer en racimos, suelen ser blancas, pero incluso se pueden ver amarillas o de color púrpura claro. Al igual que el resto de la planta, las flores son comestibles y se utilizan mayormente en ensaladas.
Un buen rábano es frescura crujiente con un delicioso toque picante.

Historia/origen
Casi no hay registros arqueológicos disponibles para determinar la historia del rábano, sin embargo se cree que el lugar de origen es China.
Lo que si está claro es que los egipcios lo consumían hace 4000 años, ya que en algunas pirámides se han encontrado dibujos que los muestran. También fueron conocidos por griegos y romanos en el siglo I d.C., siendo estos últimos quienes extendieron su consumo en Europa.
Hoy en día se distribuyen ampliamente en todo el mundo siendo muy populares en Asia y Europa.
Propiedades y beneficios
Los rábanos ofrecen buen aporte nutricional sin aumentar el número de calorías en la alimentación. Tienen un alto contenido de vitaminas E, A, C, B6 y K, además, son ricos en antioxidantes, fibra, zinc, potasio, fósforo, magnesio, cobre, calcio, hierro y manganeso, cada uno de ellos conocidos por mantener nuestro cuerpo en buenas condiciones de trabajo.
Estos son algunos de los beneficios para la salud que puedes obtener al comer rábanos: Están repletos de fibra dietética, lo que ayuda con los problemas de digestión. Tienen propiedades anti-congestivas, que ayudan a eliminar la mucosidad de la garganta y el tracto respiratorio, por lo tanto ayuda a combatir la tos y el resfriado. Aumentan la inmunidad gracias a sus vitaminas y minerales. Son ricos en antioxidantes, lo que significa que es bueno para tu corazón.
Valores nutricionales (por 100 gr.)
- Energía 66,0 kcal
- Carbohidratos 3,4 g
- Azúcar 1,86 g
- Fibra 1,6 g
- Grasas 0,1 g
- Proteínas 0,68 g
Usos en la cocina
- El rábano generalmente se come crudo, principalmente en ensaladas con lechuga y tomate, pero puedes preparar salsas, asarlo, saltearlo o preparar finos chips al horno. Hornéalos con aceite de oliva y sal, y ya verás que sorpresa agradable. Dale un toque diferente a tus sándwiches, agregándolo en rodajas.
- En la cocina alemana se prepara una ensalada con patatas y rábanos que está buenísima.
- En México se sirve en platos tradicionales como tostadas, enchiladas y guiso de Pozole.
- El rábano le añade un toque ligeramente picante a tus recetas, pero si quieres suavizar el sabor, retira la piel, es allí donde se encuentran los compuestos que le aportan ese sabor característico.
- Aunque la mejor época para conseguirlos son los meses de primavera y verano, hoy en día se obtienen durante prácticamente todo el año.
- Cuando compres rábanos elígelos en color rojo vivo, firmes al tacto, piel suave, sin fisuras, de tamaño medio, los más grandes suelen ser mas fibrosos. Al llegar a casa, colócalos en una bolsa de plástico perforada para evitar demasiada humedad, de esta manera pueden durar alrededor de 7 días.