¿Qué es?
La angélica (Angelica archangelica), también conocida como hierba de los ángeles o hierba del espíritu santo, es una planta bienal perteneciente a la familia de las apiaceae, la misma del perejil, hinojo y zanahoria.
Esta planta de aspecto impresionante, puede alcanzar dimensiones muy altas, al menos 1,5 metros de altura. Su raíz carnosa y negruzca soporta los tallos huecos que se asemejan a los del apio. Sus hojas tienen forma ovalada, anchas y dentadas y sus flores son blancas o blanco verdosas y se colocan como un paraguas en la parte superior de la planta. La angélica a menudo muere después de la floración, por lo que es una perenne de corta duración.
La angélica emite un ligero olor almizclado y tienen un sabor herbal, terroso, amargo y sutilmente dulce.
Angelica crece salvaje en la mayor parte de los países del norte de Europa, especialmente en Alemania y Rumanía. Se cultiva en Francia y en partes del sureste de Asia, incluida Tailandia.
Esta planta destaca por su versatilidad. Se pueden usar todas sus partes y en gastronomía se usa tanto en platos dulces como salados. Las hojas tiernas se pueden usar en ensaladas o salteados o para hacer té, mientras que los tallos se pueden confitar y usar en pasteles y galletas.
Su esencia se usa también para elaborar jabones y dentífricos.
Historia y origen
Se cree que la angélica proviene del norte de Europa, y no se utilizó hasta el siglo XV.
Hay mucho folclore y leyendas que rodean a esta planta, especialmente en lo que respecta a sus propiedades místicas y protectoras contra enfermedades y poderes sobrenaturales. Era asociada con la magia nórdica primitiva como protección contra las plagas y el mal y se cree que fueron los vikingos quienes trajeron esta hierba a Europa del Este.
En la época medieval se utilizaba mezclada con otros tónicos para combatir enfermedades e infecciones. Las hojas también se tejieron en collares para que los niños las usaran alrededor del cuello como protección contra los espíritus malignos y las brujas. También se utilizó durante el brote de la peste negra de Londres en 1665.
Una historia sobre cómo la planta obtuvo su nombre es que un ángel supuestamente visitó a un monje para ofrecerle a Angélica como cura para una plaga. Otra leyenda es que recibió su nombre porque su temporada de floración coincide aproximadamente con la fiesta del arcángel Miguel.
Usos en la cocina
De la Angélica se utilizan todas sus partes, aunque en la cocina es más común usar hojas y tallos, los cuales se consumen frescos.
Las hojas se pueden usar para aromatizar ensaladas de frutas, compotas, caldos, ensaladas de hoja, té y licores. Los tallos se usan confitados en tartas y pasteles. Las flores pequeñas, que saben tan bien como huelen, son buenas en ensaladas de frutas y con queso crema. Se puede utilizar como aromatizante para ruibarbo, mermelada de naranja, sorbetes y jarabes de frutas. Los tallos que se asemejan al apio se utilizan a veces como verdura. Las semillas se utilizan en galletas y dulces.
Las raíces y los tallos contienen un aceite esencial que tiene un sabor a regaliz y que se usa para dar sabor a licores como Benedictine, Chartreuse y Vermouth. El aceite también se utiliza en perfumería.
Angelica combina bien con ruibarbo, frutas como frambuesas, manzanas e higos, carne de res, pavo, pescado, jengibre, menta, canela y clavo.
La angélica generalmente dura hasta siete días cuando se almacena sin lavar, seca y en un recipiente en el refrigerador. Se recomienda utilizar inmediatamente para obtener la mejor calidad y sabor.
Propiedades y beneficios
La angélica no sólo tiene valor culinario, también posee una serie de beneficios nutricionales y medicinales.
La angélica es una excelente fuente de vitamina C y B12 y contiene minerales como el potasio, zinc y hierro. También es una rica fuente de cumarinas, que tienen poderosos efectos antioxidantes, pero consumida en exceso puede tener efectos tóxicos.
Entre las propiedades más importantes atribuidas a la angélica, podemos encontrar que es antiespasmódico, calmante, digestivo, tonificante, expectorante y antiinflamatorio.
Algunas preocupaciones de seguridad incluyen que la manipulación sin guantes puede hacer que la piel sea sensible a la luz solar o podría causar dermatitis de contacto. Pequeñas cantidades de semillas y tallo son seguras, pero grandes cantidades de raíz fresca son venenosas.
La angélica no está muy recomendada a las mujeres embarazadas o que estén amamantando.