¿Qué es?
La lechuga (Lactuca sativa) es una planta angiosperma dicotiledónea anual perteneciente a la familia de las Compositae, que se cultiva como verdura de hoja.
Al principio cuando la planta brota, las hojas se disponen formando una roseta que suele dar lugar a un corazón de hojas apretadas (la lechuga generalmente se cosecha en esta etapa). Posteriormente, el corazón se abre y aparece el tallo, sobre el que crecen las flores de color amarillo agrupadas en racimos, y lo que conocemos como semilla es de hecho el fruto, pequeño y con diminutas plumas que facilitan su distribución gracias al viento. Su tamaño dependiendo de la variedad puede estar entre los 20 y 30 centímetros. Las hojas pueden ser redondeadas o algo alargadas, el borde puede ser uniforme, rizado o aserrado. El color de las hojas cambia de un tipo a otro y varía de más o menos verde claro a rojo violáceo o blanco.
La lechuga es una verdura que satisface todos los gustos, su sabor es suave, agradable y fresco.
Entre las variedades de lechuga disponibles en las tienda de comestibles y los mercados de agricultores, encontrarás una amplia gama de texturas, colores y sabores, y dado que son cultivadas en diferentes épocas del año y cada vez mas en invernaderos, la producción de lechuga para ensaladas es continua durante todo el año. Además de accesibles, son fáciles de cultivar, ocupan poco espacio, por lo que puedes cultivarlas incluso en un balcón.
Variedades y tipos de lechuga
Dentro de la especie Lactuca sativa, se distinguen cuatro variedades botánicas:
Lactuca sativa var. Longifolia: Estas lechugas no forman un verdadero cogollo, las hojas son largas, con bordes enteros y nervio central ancho.
Lactuca sativa var. capitata: Son las lechugas que forman un brote apretado de hojas que pueden presentar formas variables. Tienen hojas redondas, verde claro, a veces con trazas de amarillo o rojo.
Lactuca sativa var. Intybacea: Son lechugas de hojas sueltas y separadas.
Lactuca sativa var. Augustana: Lechugas cultivadas por sus tallos, que tienen hojas puntiagudas y lanceoladas. Se cultivan con frecuencia en China y se conocen como «lechugas espárragos».
Las dos primeras variedades son las más cultivadas en el mundo occidental.
Las lechugas también se agrupan en diferentes tipos comerciales según la capacidad de brotación, la consistencia de las hojas o la adaptación a una temporada determinada. Dentro de los tipos más tradicionales encontramos:
Lechuga Romana: Pertenece a la variedad botánica longifolia; no forma un corazón real. La hoja de color verde oscuro tiene una forma oblonga y un nervio central ancho. Esta lechuga es muy crujiente.
Lechuga Iceberg: Estas lechugas pertenecen a la variedad botánica capitata y se diistinguen por su forma redonda, cabezas compactas y densas, similares al repollo. Generalmente son las más suaves de las lechugas, valoradas más por su textura crujiente que por su sabor. Color verde y más blanca conforme se acercan al tronco.
Lechuga Butterhead: También llamada Francesa, Boston o Bibb. Similar a la lechuga Iceberg, pero de menor tamaño y cabeza menos compacta. Tiene una textura mantecosa, tierna y hojas grandes ahuecadas, funcionan muy bien en ensaladas. Muy popular en Europa.
Lechuga Batavia: Se incluye dentro de la variedad capitata. Este tipo es intermedio entre los tipos iceberg y de hojas sueltas. Su color es verde con extremos de las hojas rojizas.
Lechuga de roble: Hojas tiernas, onduladas y de tonalidades verdes y marrones, delicadas y de sabor suave. No es una lechuga como tal (Lactuca sativa), sino una achicoria (Cichorium intybus).
Los tipos de lechuga china generalmente tienen hojas largas, en forma de espada, que no forman cabeza, y su sabor es amargo y robusto a diferencia de los tipos occidentales.
Historia y origen
La lechuga tiene su antecesor en una especie silvestre que crece en la mayoría de las zonas templadas del planeta; por tanto, su origen geográfico no está claro.
El cultivo de la lechuga comenzó hace 2.500 años, se han encontrado representaciones de lechugas en paredes de tumbas del antiguo Egipto. También hay numerosas menciones de lechuga en la literatura, comenzando con Herodoto en 550 a. C. Era conocida y cultivada por los romanos, que la consumían asociada a hojas aromáticas como la rúcula (Eruca sativa). Hasta el Renacimiento, el cultivo involucró muy pocas variedades. En el siglo XVI, la lechuga romana se introdujo en Francia, desde donde se extendió a Inglaterra. Hoy en día se consume en todo el mundo.
La lechuga se cultiva principalmente en Asia, representando la mitad de la producción mundial, seguida de América del Norte y Europa.
Usos en la cocina
La lechuga se come principalmente cruda y fría en ensaladas, aderezadas con aceite y limón o aceite y vinagre; en hamburguesas, como envoltorio para rellenos de carne y muchos platos más. También se puede hervir o guisar, o para hacer sopa.
En otros países como China se suele comer cocida y el uso del tallo es tan importante como el uso de la hoja.
Cuando adquieras lechuga selecciona ejemplares de color verde brillante, que no tengan las puntas de las hojas quemadas ni los bordes de color pardo. Si prefieres tipo Iceberg debes escogerla con hojas tiernas pero firmes y compactas.
Una vez en casa, desecha cualquier envoltorio que impida que la lechuga pueda respirar, además de retirar las hojas que estén en mal estado para que no puedan estropear al resto. De este modo, las lechugas se conservan en el frigorífico una semana. Mantenlas alejadas de manzanas, peras y plátanos, que emiten etileno, un gas que hace que la lechuga se pudra. Es aconsejable conservarlas sin lavar.
Antes de usarla debes lavarla bien como todas las verduras que se comen crudas. Para limpiar la lechuga, primero debes quitar las hojas exteriores más feas y duras, luego abrir la cabeza con las manos y lavarla bien con agua corriente para eliminar las impurezas y la suciedad.
Propiedades y beneficios
La lechuga está compuesta en un 95% de agua, por lo que es muy refrescante. Es baja en calorías y es una fuente moderada de fibra. Esencialmente no tiene grasas ni proteínas, y se considera una fuente relativamente baja a moderada de vitaminas y minerales. Las hojas de color verde más oscuro contienen la mayor cantidad de nutrientes.
La lechuga ayuda a regular las funciones digestivas, favoreciendo la digestión y el tránsito intestinal. También se considera útil como inductor del sueño y sedante. Sus bajas calorías la convierten en un alimento dietético popular.
La lechuga también se usa en la medicina popular para tratar dolencias como tos, nerviosismo, tensión y dolor.
Valores nutricionales (por 100 gr)
- Energía 13 kcal
- Carbohidratos 2,23 gr
- Azúcares 0,94 g
- Fibra alimentaria 1,1 g
- Grasas 0,22 g
- Proteínas 1,35 g